Imagen: Semana
Aquí una crónica que publiqué hace tiempo para APRODEH sobre el Dia Mundial de Lucha contra el Sida, que se conmemora el 1 de diciembre de cada año. El caso es de Elizabeth, que trabaja en uno de los hospitales del Ministerio de Salud como Consejera Educadora de Pares (CEP's), aconsejando a jóvenes que tienen el virus, como ella. Si Dios lo ha permitido, hoy Elizabeth sigue con vida entre nosotros.
Ya han pasado diez largos años desde que a Elizabeth A. le detectaron el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Ahora, ella se dirige todos los días a trabajar al Centro de Salud Max Arias de La Victoria. Junto a cinco profesionales de la salud coordina y capacita el programa de Consejeros Educadores de Pares (CEPs) en diversos hospitales de la capital. Su razón de vivir se llama Abigail, su adolescente hija de 15 años, de quien se separó por varios años al tener miedo de contagiarla. Tuvo que realizarle -a los seis años- la prueba de Elisa para descartar la infección en su organismo.
Fue en 1997 cuando le detectaron el VIH, meses después que su pareja muriera con una ocasional neumonía. Sus ojos se ponen llorosos cuando recuerda ese momento: “¡No me digas eso!” le decía a su cuñado, quien le reveló de qué enfermedad, en realidad, había fallecido el padre de su hija. Ni el VIH ni el Sida matan al paciente, sino al eliminarse las defensas del organismo éste queda expuesto y víctima de las enfermedades llamadas “oportunistas”, a las que normalmente las personas somos inmunes.
Discriminación latente
En algunas oportunidades, la discriminación hacia el portador del VIH - Sida la reciben del personal de salud, lo cual genera aún más daño que la enfermedad misma, y esto además tienen que lidiarlo a diario en su entorno familiar, amical, académico y laboral. La persona que tiene VIH en su organismo normalmente padece otras discriminaciones de manera simultánea, sea por motivos raciales o económicos.
El primer choque de Elizabeth fue cuando decidió hacerse la prueba de Elisa en el hospital Cayetano Heredia. Allí sufrió cara a cara la discriminación al ser estigmatizada como promiscua por parte de los técnicos y doctores del nosocomio. “Al inicio me trataron como trabajadora sexual, después me recriminaban para que trajera, según ellos, a mis parejas a realizarse las pruebas”, dice.
Su procesión de dudas, miedos, remordimiento y resignación duró alrededor de 15 días porque no quería acercarse a recoger los resultados, cuando normalmente en cualquier centro de salud demora tres días. Un escueto: “!El reactivo es positivo!” de la enfermera de turno confirmó sus sospechas y empezó una vía crucis para ella y su familia. Ingresó a una etapa de depresión de aproximadamente seis meses, tiempo en que nadie la ayudó.
Pero algo la impulsó en el año 1999 a conformar el proyecto para asistir a otras personas, como ella, para que no se sienten abandonadas por la enfermedad: “Cuando fui a orientarme a una ONG especializada en VIH – SIDA (Prosa) me recibió una persona que tenía 18 años viviendo con el virus, y me dije si él pudo y se ve tan saludable, yo también podré”, sonríe.
Consejeros Educadores Pares
Al revisar los reportes mensuales de sólo dos Consejeros Educadores de Pares (CEPs) en los hospitales 2 de Mayo y Santa Rosa, Elizabeth Aquino resalta que hubo 26 personas nuevas infectadas (7 mujeres y 19 varones) y 58 continuados con tratamiento antirretroviral.
Para este año, el Minsa ya cuenta con 30 CEPs distribuidos en 16 establecimientos de salud de Lima y Callao. Los consejeros educadores de pares viven con el virus, sin embargo gozan de buena salud y están capacitados para convertirse en ayuda idónea para miles de personas que no saben qué hacer cuando les mencionan que están infectados con el VIH - Sida. Los CEPs brindan apoyo psicosocial, emocional y educación preventiva a las personas que viven con el VIH para que se desarrollen normalmente, logren reintegrarse a la sociedad, y tengan un mayor control por parte del Estado.
Ya han pasado diez largos años desde que a Elizabeth A. le detectaron el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Ahora, ella se dirige todos los días a trabajar al Centro de Salud Max Arias de La Victoria. Junto a cinco profesionales de la salud coordina y capacita el programa de Consejeros Educadores de Pares (CEPs) en diversos hospitales de la capital. Su razón de vivir se llama Abigail, su adolescente hija de 15 años, de quien se separó por varios años al tener miedo de contagiarla. Tuvo que realizarle -a los seis años- la prueba de Elisa para descartar la infección en su organismo.
Fue en 1997 cuando le detectaron el VIH, meses después que su pareja muriera con una ocasional neumonía. Sus ojos se ponen llorosos cuando recuerda ese momento: “¡No me digas eso!” le decía a su cuñado, quien le reveló de qué enfermedad, en realidad, había fallecido el padre de su hija. Ni el VIH ni el Sida matan al paciente, sino al eliminarse las defensas del organismo éste queda expuesto y víctima de las enfermedades llamadas “oportunistas”, a las que normalmente las personas somos inmunes.
Discriminación latente
En algunas oportunidades, la discriminación hacia el portador del VIH - Sida la reciben del personal de salud, lo cual genera aún más daño que la enfermedad misma, y esto además tienen que lidiarlo a diario en su entorno familiar, amical, académico y laboral. La persona que tiene VIH en su organismo normalmente padece otras discriminaciones de manera simultánea, sea por motivos raciales o económicos.
El primer choque de Elizabeth fue cuando decidió hacerse la prueba de Elisa en el hospital Cayetano Heredia. Allí sufrió cara a cara la discriminación al ser estigmatizada como promiscua por parte de los técnicos y doctores del nosocomio. “Al inicio me trataron como trabajadora sexual, después me recriminaban para que trajera, según ellos, a mis parejas a realizarse las pruebas”, dice.
Su procesión de dudas, miedos, remordimiento y resignación duró alrededor de 15 días porque no quería acercarse a recoger los resultados, cuando normalmente en cualquier centro de salud demora tres días. Un escueto: “!El reactivo es positivo!” de la enfermera de turno confirmó sus sospechas y empezó una vía crucis para ella y su familia. Ingresó a una etapa de depresión de aproximadamente seis meses, tiempo en que nadie la ayudó.
Pero algo la impulsó en el año 1999 a conformar el proyecto para asistir a otras personas, como ella, para que no se sienten abandonadas por la enfermedad: “Cuando fui a orientarme a una ONG especializada en VIH – SIDA (Prosa) me recibió una persona que tenía 18 años viviendo con el virus, y me dije si él pudo y se ve tan saludable, yo también podré”, sonríe.
Consejeros Educadores Pares
Al revisar los reportes mensuales de sólo dos Consejeros Educadores de Pares (CEPs) en los hospitales 2 de Mayo y Santa Rosa, Elizabeth Aquino resalta que hubo 26 personas nuevas infectadas (7 mujeres y 19 varones) y 58 continuados con tratamiento antirretroviral.
Para este año, el Minsa ya cuenta con 30 CEPs distribuidos en 16 establecimientos de salud de Lima y Callao. Los consejeros educadores de pares viven con el virus, sin embargo gozan de buena salud y están capacitados para convertirse en ayuda idónea para miles de personas que no saben qué hacer cuando les mencionan que están infectados con el VIH - Sida. Los CEPs brindan apoyo psicosocial, emocional y educación preventiva a las personas que viven con el VIH para que se desarrollen normalmente, logren reintegrarse a la sociedad, y tengan un mayor control por parte del Estado.
VIH / SIDA en Perú
El Ministerio de Salud (Minsa) ha reportado a la fecha 19,000 casos de Sida, 26,000 con VIH y aproximadamente 80,000 casos no reportados en el Perú. Desde su aparición en 1981, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) ha matado a más de 25 millones de personas en el mundo. Sin embargo, a partir de 1998, gracias a la utilización en el país de los medicamentos retrovirales se ha reducido la manifestación de muertes de pacientes con Sida. Asimismo, hace dos años comenzaron a entregar gratuitamente los retrovirales a las personas infectadas por el VIH y que viven en extrema pobreza. Los retrovirales fortalecen las defensas y retrasan la aparición del Sida, logrando vivir más años de lo esperado.
Aumento de mujeres infectadas
Según la Oficina General de Epidemiología (OGE) del Minsa, los mayores índices de transmisión del VIH son la vía sexual (97 %), sanguínea y de la madre gestante al hijo. Asimismo, por cada 1,000 personas, la probabilidad de que una mujer esté infectada está en el rango de 2 a 3, y en el hombre, 5 tienen el virus. Si bien la enfermedad afecta especialmente a los hombres, el porcentaje de mujeres es cada vez mayor. En años anteriores, uno de cada diez portadores era mujer, y ahora, de tres portadores, uno es mujer.
Lima y Callao tienen las proporciones más elevadas de casos de VIH a nivel nacional. Por ello, este emprendimiento de los Consejeros Educadores de Pares es una estrategia ganada para salvar miles de vidas, pues el cómplice del VIH – Sida, en muchos casos, es la ignorancia.
El Ministerio de Salud (Minsa) ha reportado a la fecha 19,000 casos de Sida, 26,000 con VIH y aproximadamente 80,000 casos no reportados en el Perú. Desde su aparición en 1981, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) ha matado a más de 25 millones de personas en el mundo. Sin embargo, a partir de 1998, gracias a la utilización en el país de los medicamentos retrovirales se ha reducido la manifestación de muertes de pacientes con Sida. Asimismo, hace dos años comenzaron a entregar gratuitamente los retrovirales a las personas infectadas por el VIH y que viven en extrema pobreza. Los retrovirales fortalecen las defensas y retrasan la aparición del Sida, logrando vivir más años de lo esperado.
Aumento de mujeres infectadas
Según la Oficina General de Epidemiología (OGE) del Minsa, los mayores índices de transmisión del VIH son la vía sexual (97 %), sanguínea y de la madre gestante al hijo. Asimismo, por cada 1,000 personas, la probabilidad de que una mujer esté infectada está en el rango de 2 a 3, y en el hombre, 5 tienen el virus. Si bien la enfermedad afecta especialmente a los hombres, el porcentaje de mujeres es cada vez mayor. En años anteriores, uno de cada diez portadores era mujer, y ahora, de tres portadores, uno es mujer.
Lima y Callao tienen las proporciones más elevadas de casos de VIH a nivel nacional. Por ello, este emprendimiento de los Consejeros Educadores de Pares es una estrategia ganada para salvar miles de vidas, pues el cómplice del VIH – Sida, en muchos casos, es la ignorancia.
Gracias, amigo Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo difundo.