
Han pasado algunos años desde que fui espectorado de una agencia de prensa y relaciones públicas limeña por reclamar mis honorarios incumplidos. Sí, así como suena. Como era de esperarse, no me pagaron, mejor dicho, no me pagó el guiñapo de gerente que tuve. Y luego me enteré que también había una lista larguísima de colegas y proveedores en la misma situación. Además este sujeto tenía (tiene) un bufete de abogados que lo defiende muy bien -a los que me imagino les paga al día-. A varios colegas estafados les envía cartas notariales y otros documentos a sus casas con el objeto de amedrentarlos, so pena de entablarles un juicio. Y hasta ahora...