Esa actitud intrépida
que solo nace de las fibras más íntimas de un padre que no le importó perder su
vida –que a decir verdad, en esos días estaba ausente de su cuerpo– solo por
abrazar por última vez a su primogénito que alguna vez aconsejó enrolarse a la Policía Nacional.
Dionisio Vilca en plena búsqueda en la selva cusqueña
El pasmoso hallazgo
de su hijo
No podemos olvidarnos
de Eliseo y Honorato, pobladores de la zona de Alto Lagunas que ayudaron a rescatar el cuerpo de César Vilca. Hoy declararon en un programa dominical que decidieron entrar en la espesa
selva y caminar cerca de cinco horas -incluso a costa de su propia vida por las
minas sembradas en el camino o el temor de encontrarse con los terroristas-, pensando
en la desesperación del padre.
El mismo César Vilca, su hijo, heredó tal estirpe en pleno combate contra Sendero Luminoso (SL) en la agreste selva del Cusco. Al momento que intentaban rescatar a la mayor PNP Nancy Flores fueron ametrallados por los desquiciados remanentes del mal de SL. Fue allí que hirieron en la pierna a César y luego de huir por varias horas finalmente le exhorta a su amigo Luis Astuquillca a que se retire, lo deje solo y se salve. Solo aquel que tiene agallas tomaría esa temeraria decisión.
El amor lo puede todo. Vence cualquier barrera humana. En momentos como estos, vale parafrasear al apóstol Pablo: "El amor todo lo
sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.
La impotencia que arranquen de tu interior a alguien inocente puede más que la inacción de las autoridades.
Este papá guerrero dribleó las zancadillas que no solo el destino les ponía a su paso, sino también el mismo Ejecutivo: El ineficaz ministro del Interior les ordenó que no se internen en la zona del VRAE.
Pero Dionisio Vilca, muy al contrario, cogió lo que tuvo a la mano, le dio la espalda a los formalismos, hizo caso a su corazón y viajó con la única intención de no regresar solo. O regresaban los dos, padre e hijo, vivos o muertos, o no volvía nadie. La pena del hijo perdido lo tenía muerto en vida.
E hizo lo que cualquiera que está leyendo este post haría (o anhelaría) si fuera papá. O si fuera hijo le gustaría que su papá haga por él.
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Opiniones en el avioncito