sábado, 28 de julio de 2007

0 ¿Qué habilidad apareció primero: la de comunicar o la de pensar?

Ponencia para el curso filosofía de la comunicación. Maestría de Periodismo, Universidad de San Martín de Porres. (Imagen: Edu.car)

Al leer “Ensayo general sobre la comunicación” de los españoles José Luis Piñuel y Carlos Lozano, en especial cuando profundicé el capítulo “Comunicación y pensamiento”, una frase de Abraham Moles capturó mi atención: “El pensamiento del hombre es, entre otros factores, el producto de su palabra; la idea es posterior a los términos que la expresan…”.

Entonces realmente, ¿comunicamos gracias a que sabemos pensar? o ¿pensamos porque somos capaces de comunicarnos?

Primero hablamos y luego pensamos

Es que muchas veces no pensamos lo que decimos, sino simplemente hablamos, decimos, comunicamos, y luego de un tiempo “se nos prende el foco”, es decir, surge la idea o pensamiento. En otras palabras, podemos hablar horas de horas y no decimos, literalmente, nada. Pero en unos segundos o minutos surge la iluminadora idea que nos salva del atoro mental. Como diría Descartes: Pienso, luego existo (en este caso: comunico).

Los autores sustentan que el pensamiento existe en la medida en que el pensante utiliza elementos expresivos (simbólicos) para construir una representación o idea de las cosas tangibles o intangibles de la realidad.

Pero,

¿Cada vez que estamos comunicando utilizamos nuestras capacidades “racionales”?

NO. Porque no siempre se piensa lo que se dice y muchas veces se habla sin pensar.

Piñuel y Lozano manifiestan que “Pensar” no significa simplemente disponer de representaciones mentales, sino REFLEXIONAR. Y REFLEXIONAR procede del verbo Reflectere, que en latín significa “Volver hacia atrás”.

“Hablar sin pensar” alude a NO operar con reflexión, SIN EMBARGO, “Volver hacia atrás” permite poder elegir la mejor expresión de las disponibles.

¿Desde pequeños comunicamos?

Otra interrogante que queda flotando, ¿Los niños nacen sabiendo comunicar? ¿El primer llanto del recién nacido es la primera señal comunicativa?

NO. Es una interpretación de los adultos. Un hábito del ser humano es dar por supuesto en los demás formas de operar similares a las propias. Se aplica también en las culturas.

El primer llanto de los niños es una traumática reacción. El bebé llora, siente, necesita pero “no sabe” de lo que carece. (actos reflejos heredados).

Desde aquí empieza un largo proceso de aprendizaje que se consolida en la adolescencia. Ejmp: Si un niño es capaz de comunicarse y manejar expresiones con los demás, ¿Cuándo discierne la verdad o falsedad propia y de los demás?

La respuesta a esta interrogante se basa en la Epistemología genética, que es el estudio de cómo se van adquiriendo capacidades y destrezas cognitivas. Plantea el problema filosófico de “la verdad” y busca conocer la identidad personal o Yo psicológico. Cuando el niño distingue a los otros está capacitado psicológicamente para comenzar a distinguirse a sí mismo y valorar la verdad de la falsedad.

Etapas del pensamiento infantil y destrezas comunicativas

En los primeros meses el infante vive una gran confusión. No distingue entre sujetos, objetos ni acciones. Sólo ejerce su capacidad sensorio-motriz para llorar (recurso interactivo).

Hacia los 18 meses evocan sus acciones mediante un parloteo sin significados (holofrases): “¡atá!”, “¡abú!”. Primeras interacciones comunicativas de los niños con otras personas.

Entre los cuatro o cinco años comienza a manejar el lenguaje. Elabora una imagen de la propia acción cuando habla, cuando dice y el efecto asociado a lo que ha dicho.

La adolescencia y los rituales comunicativos

En esta etapa -señalan José Luis Piñuel y Carlos Lozano- se hacen deducciones lógicas a partir de formas de expresión. Tienen capacidad de conversar sin demasiadas dificultades, elaborando un discurso a partir de supuestos no vividos.

Son capaces de reflexionar fuera del presente. Cuando el niño-adolescente distingue logra obtener un discernimiento que le permite encarar su posición en el mundo. Es el inicio de la maduración intelectual.

“Piensa en sus propios pensamientos” y “piensa en los pensamientos colectivos o genéricos” que se expresan por los argumentos, las creencias y le proporciona confianza en lo verdadero o falso.

Las creencias y la comunicación: mito y ciencia, ritual

Los autores plantean que las creencias pueden estar fundamentadas en una verdad o falsedad aceptadas colectivamente y son generadoras de una confianza ingenua o socialmente atribuida a una forma de expresión:

El mito (narraciones cosmogónicas o “que explican el origen de la sociedad”).
La ciencia (cuyas leyes formales se exige que sean sometidas empíricamente a examen de validez).

El mito se sustenta en el Logos: “discurso que da razón a las cosas”. Son narraciones y relatos cuya veracidad se establece por fe, y cuyo sostenimiento se impone por una autoridad. Algunos la acatan como si de una ley universal se tratara. Es incuestionable.

En cambio, la ciencia sitúa su autoridad en la demostrabilidad. El conocimiento científico se comparte como un saber aceptado objetivamente por todos. Tiene la cualidad de cambiar y ajustarse a los cambios.

La confianza en las prácticas del mito reposa en la interpretación y está avalada por la autoridad de los sacerdotes. Mientras que la confianza en las prácticas de la técnica reposa en la revisión de las leyes científicas (epistemología).

Sin embargo se confunde mito y ciencia al compartir el mismo objetivo. Uso mítico de conocimientos científicos lo proporcionan la ufología, la parasicología, etc. Del lado opuesto, Tecnologías que se convierten en rituales en prácticas sanitarias como vacunaciones, dietas afrodisíacas, terapias farmacológicas, etc.

En fin, los humanos somos los únicos seres capaces de generar conocimiento mediante expresiones que intercambian, es decir, mediante la comunicación. A diferencia de los animales que lo transmiten a su descendencia por selección natural es decir, vía genética.

-Más sobre el
Ensayo general sobre la comunicación.

BIBLIOGRAFÍA:

Versión tomada del libro:”Ensayo general sobre la comunicación”
Capítulo VI; de la página 107 a la 202.
Autores: José Luis Piñuel y Carlos Lozano.
Editorial: PAIDÓS: Papeles de Comunicación N° 47.
Barcelona-ESPAÑA, 2006. 328 páginas.

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