La Navidad que no deseo es cuando algunas personas
llenan las Redes Sociales de saludos con sentidas palabras de amor, paz y bendiciones,
pero que curiosamente nunca la han vivido ni expresado a su alrededor durante
el año. Suena vacío. Prefiero quedarme con el 99.9% de su sincero vivir diario.
La Navidad que no deseo es aquella donde solo se lleva
regalos y panetones a asentamientos humanos para luego publicar las fotos en su
página de Internet y demostrar lo buenos que son.
La Navidad que no deseo es aquella cena nocturna
donde algunas personas comen cantidades industriales de pavo (¿Por qué pavo? Si
en el Perú somos polleros), toman calientes tasas de chocolate –en pleno verano
limeño–, decoran árboles sintéticos para que parezcan reales –en una ciudad
donde nunca nieva–, tintinean luces de colores con ruidos ensordecedores y los
niños compiten por quién tiene el mejor regalo. Todo es marketing.
La Navidad que no deseo es cuando algunos papás
creen que un regalo puede compensar la falta de cariño hacia un niño. Lo
recibirá y se alegrará, pero en las siguientes semanas volverá el mismo
sentimiento de lejanía y ausencia de aprecio. Un regalo nunca comprará el amor.
La Navidad que no deseo es cuando solo se come pavo
y panetón, y toma chocolate, sin ningún motivo, solo el de comer. Además,
únicamente se revienta cohetes, ratas blancas o mama ratas solo por el afán de
quién es el más avezado haciendo bulla con las explosiones.
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La Navidad que deseo es similar a celebrar la
última cena de Jesús: donde estén presentes el círculo más íntimo, compartiendo
juntos todo lo que tienen a mano, diciéndose la verdad, aun lo más cruda que
pueda sonar y comunicando lo que viene en adelante.
La Navidad que deseo es cuando a partir del 26 de
diciembre las personas sigan manteniendo todo el año ese sentimiento de unión
familiar, se aproveche cualquier ocasión para perdonarse mutuamente, comer
juntos alrededor de una mesa y Dios tenga reservado su espacio merecido en la
familia.
La Navidad que deseo es donde se regala amor. Amor
no significa dar regalos ni hacer eventos benéficos. Amor es dedicarle tiempo a
una persona.
La Navidad que deseo es que a partir de la
celebración del nacimiento de Jesús nazca algo nuevo en nuestros corazones.