Entro al tema con este punto: Se conoce que los editores de El Comercio hacen esfuerzos por mantener las secciones culturales (El Dominical y Luces) bien distribuidas, sin embargo, estos últimos años las políticas del diario están relegando cada vez más el lado cultural, y bueno, leyendo el blog de Gustavo Faverón como que así lo confirma: "desde la época en que yo era editor (1997-2000), hasta hace poco (quizá aún ahora) una indicación (léase "orden") que los editores del diario recibían del director era que se bajara el nivel intelectual de los artículos". También dice: "Bajar el nivel era una consigna. A mí me consta que Fernando Ampuero tenía que discutir con medio mundo para que no cancelaran mi columna de libros, cuando yo aún no era editor. Y luego lo tuve que hacer yo mismo. Y cosa similar pasaba en El Dominical y Luces". Tiempo atrás también Edgardo Rivera Martínez opinaba en ese sentido, -cuando todavía existía Identidades-: "En este momento el suplemento cultural más importante es Identidades, del Diario Oficial El Peruano, pues el suplemento Dominical, de El Comercio, ha dejado de ser lo que fue".
Tanto a Gustavo Faverón como a Edgardo Rivera los conozco, tengo amistad con ellos y el más profundo respeto por sus opiniones y percepciones. En cuanto al recuerdo de Gustavo, es cierto que hubo una tendencia a "adelgazar" los contenidos, pero eso fue un defecto de muchos medios y no solo en el Perú. Eso se justificaba sobre la base de un prejuicio, el del lector cándido, al que hay que explicárselo todo y allanarle el camino al saber y al conocimiento. De otra parte, tengo la impresión de que en algún momento se confunden los planos del marketing, la información y el entretenimiento (eso fue un experimento simultáneo en muchas partes de la región), pero eso se va superando lentamente. En términos personales y en lo que a mi experiencia en El Dominical respecta, puedo asegurarte que nunca se me ha pedido "bajar" el nivel. De otro lado, en toda historia hay picos y bajadas, ¿no? Es hasta cierto punto natural encontrarse con etapas espléndidas y de pronto con momentos de menor intensidad o calidad en una publicación, siempre hay números, ediciones y periodos mejores que otros. En cuanto a la opinión de Edgardo, encuentro hoy -no en el momento en que la formuló- una paradoja: Si Identidades era el mejor suplemento en su tiempo, ¿por qué se cerró?
¿A qué crees que se debe este descenso -que no hubo en épocas anteriores- tanto en los espacios y el rigor -ambos puntos, a opinión de Faverón y otros periodistas- en las secciones culturales del diario?
Yo no hablaría de un descenso. Creo que las secciones culturales de los diarios tienen un propósito básicamente informativo, pues abordan la cultura como objeto noticioso. Sin embargo se mantienen, en muchos medios, espacios de análisis (crítica de cine, arte o libros) que pueden ser reducidos o cuyo enfoque puede no ser de nuestro agrado, pero están allí. Luces es una sección de cultura y espectáculos, se publica diariamente y eso le da no solo un amplio rango de temas, sino además la posibilidad de planificar sus ediciones con algunos temas-eje, no todos culturales en el sentido puro y duro, naturalmente. Ahora bien, ¿qué esperamos que sea una sección cultural diaria? En mi opinión personal, una sección de carácter noticioso, de carácter informativo, capaz de convivir con la opinión sobre la actualidad cultural. No es lo mismo que puede esperar, ciertamente, un lector de suplemento, que por su naturaleza semanal reclama una lectura más demorada y un tratamiento más a profundidad de los temas que en un comienzo fueron noticia. Déjame graficarlo de esta manera. En el año 2005, al cumplirse los 400 años de la publicación de la primera parte del Quijote, las secciones diarias publicaban cables que daban cuenta de las actividades de esta festividad, anunciaban congresos, entrevistaban a toda una gama de personajes sobre el asunto, pero hacían todo eso con un propósito eminentemente informativo. En cambio, en suplementos tanto locales como regionales, se optaba por publicar artículos un poco más sesudos sobre Cervantes y su mundo, textos que analizaban el Quijote e intentaban explicar sus numerosos aportes a la novela contemporánea. En otras palabras, no se priorizó tanto la coyuntura (la forma en que se celebraron los 400 años) como el análisis de una obra cuyo cuarto centenario era pretexto ideal para abordarla y leerla más en profundidad, más allá de las noticias que produjera. Lo mismo ocurrió con los 40 años de Cien Años de Soledad, tema que dedicamos a un especial completo de El Dominical. Una sección diaria difícilmente hubiera podido hacerlo, no por falta de capacidad, se trata simplemente de la idoneidad del espacio que ocupa y la función que cumple. Acaso esta diferencia provoca la percepción del "bajón" o el "descenso".
¿Quiénes participa(n)ron como colaboradores y/o redactores de planta (escritores) en El Dominical desde enero hasta marzo del 2008?
Primero que nada debo mencionar al equipo permanente de El Dominical, formado básicamente por Diego Otero y Jorge Paredes, ambos periodistas, uno especializado en temas de artes plásticas, otro con un pie muy bien puesto en temas históricos y sociales, además de ellos, está María Teresa Valencia, estudiante de los últimos ciclos de periodismo que ejerce como practicante. A ellos se suma un amplio grupo de colaboradores externos, que paso a enumerar en relación al periodo por el que preguntas: Enrique Sánchez Hernani (poeta, periodista); Antonio Muñoz Monge (periodista, escritor); Lorenzo Osores (artista plástico, escritor); Ricardo Bedoya (periodista, crítico de cine); Luis Andrade (lingûista); Gabriel Icochea Rodríguez (teólogo); Marcel Velásquez Castro (crítico literario y profesor universitario); Jorge Eslava (escritor y profesor universitario); José Castro Urioste (crítico literario y profesor universitario, radica en EE.UU.); Carmen Ollé (poeta); Ana María Gazzolo (poeta); Enrique Planas (escritor, periodista); Renato Cisneros (poeta, periodista); Fernando Ampuero (escritor, periodista); Enrique Hulerig (poeta, periodista); Ramiro Escobar (periodista); Peter Elmore (crítico literario, escritor y profesor universitario, radicado en EE.UU.); Carlos de la Puente (filósofo); Moisés Sánchez Franco (crítico literario y profesor universitario); Nelly Luna (periodista); Jorge Moreno Matos (historiador); Álvaro Lasso (editor); Mariella Checa (periodista); Joel Calero (cineasta, profesor universitario); José Carlos Yrigoyen (poeta); Martín Paredes Oporto (periodista); Javier Martínez (diseñador gráfico); Jimena Ugaz (profesora universitaria, radicada en EE.UU.); Santiago Soberón (crítico teatral); Guillermo Niño de Guzmán (escritor); Carlos Batalla (crítico literario); Francisco Melgar (periodista); José Carlos Cabrejo (crítico de cine); Carlos López Degregori (poeta, profesor universitario); Alonso Cueto (escritor, ex editor de El Dominical); José Miguel Oviedo (crítico literario, radicado en EE.UU.); Mario Vargas Llosa (escritor); Julio Ortega (crítico literario, profesor universitario, radicado en EE. UU.); Fernando Iwasaki (escritor, radicado en España).
Asimismo, a tu opinión, ¿Qué nuevos aportes -literaria y lingüísticamente hablando- les brindan los escritores a la redacción del diario o al suplemento?
Primero que nada algo importantísimo: buena prosa. En segundo lugar, la capacidad de ver más allá de las coyunturas y de escribir textos que te dejan reflexionando en cosas en las que generalmente las noticias no se detienen. Los escritores son una necesidad en cualquier redacción y eso se puede comprobar echando una mirada no solo a algunas redacciones limeñas, sino también a las del mundo entero. Me atrevería a decir que no existe periódico en el mundo en el que no labore, al menos, un escritor.
Otras investigaciones en el blog:
- ¿Qué habilidad apareció primero: la de comunicar o la de pensar?
- Incursión de la mujer en la sociedad moderna y su labor en el hogar